Las recientes elecciones dejaron las bases para una
etapa llena de retos a los que el gobierno entrante
tendrá que hacer frente. El horizonte está plagado
de desafíos que exigen soluciones innovadoras
y planeación estratégica: deficiencias en la
infraestructura, presiones económicas, limitaciones
comerciales, un nearshoring complejo, entre otros.

INFRAESTRUCTURA

Vías de comunicación insuficientes, escasez de
agua y redes de energía eléctrica inestables limitan
nuestro crecimiento económico y desarrollo regional.
La inversión en infraestructura, los proyectos de
modernización y la gestión sostenible de recursos
deben ser una prioridad para la nueva administración
ya que son indispensables para fortalecer la
productividad y ampliar la interconexión.

ECONOMÍA

Encaramos presiones ocasionadas por la incertidumbre
económica global, las dinámicas del comercio exterior
y las fluctuaciones del mercado interno. La atención se
debe concentrar en estimular el crecimiento, atraer
inversiones y fomentar la creación de empleos en
un ambiente de constante evolución; además, no
podemos perder de vista las demarcaciones de los
acuerdos comerciales y la competitividad del mercado.

NEGOCIOS

El nearshoring, las interrupciones de la cadena de
suministro y los avances tecnológicos tienen un impacto
en la competitividad de las empresas mexicanas. Por
ello, para liberar el potencial del país como destino
de inversión y diversificación es indispensable que se
apoye la innovación, fomente el emprendimiento
y que se implementen políticas que incentiven a la
iniciativa privada.